A química da humanidade

Texto concebido em Campinas [SP/BRA] 1988-1989

Argollo Ferrão, A. M. de (1988-1989). A química da humanidade [web]. Disponível em <http://argollo.org/tri/tri1/tri1-135/>.

isbn 978-85-908725-1-1 / Publicado em 2008

Argollo, A. (2008). A química da humanidade. In A. M. de Argollo Ferrão (Ed.). Ver a Cidade (pp. 111-112). Campinas [SP/BRA]: O Autor.

ISBN 978-84-936996-0-4 / Traduzido para o espanhol e publicado em 2009

Argollo, A. (2009). La química de la humanidad. En A. Argollo. Ver la Ciudad. Un guión poético con ojos de veracidad (pp. 182-183) (Colección Caravasar) (M. A. Suárez Escobio, Trad.). Gijón [Asturias/ESP]: CICEES. (Original en portugués publicado en 2008).

A química da humanidade

Acabo de sentir: sou um elemento estável. Sei que me falta algo, não considero-me perfeito, mas sinto-me leve e estável. Não me importam títulos, status, nobreza, mas a estabilidade, a leveza, a pureza. As pessoas são como elementos químicos, buscam estabilidade. As relações sociais são como reações químicas. Por isso cabe bem o termo: “explosão social”. Os elementos necessitam de estabilidade. Há reações em cadeia desejáveis, como a propagação da paz e do amor. E, por falar em cadeias, no mundo não deveriam existir, nem pessoas em que nelas merecessem viver. Seres radioativos, contaminadores prejudiciais, propagam violência em vez de paz e amor. Relações endotérmicas, relações exotérmicas, relações sexo-térmicas: quentes, envolvendo muita energia. Elementos reagentes, relações bivalentes, oxidação, corrosão, corrupção. Tabela periódica: regula os dias em que se pode transar com menos risco de gravidez. Gravidade, oxigenação, luz, fotossíntese. Elementos redutores: líderes que reduzem a pó, a números, a uma estatística qualquer a humanidade. Eletroafinidade: primeiro instante de paquera, aproximação, elementos afins. Domingo de sol. Sol, gente. Solvente: sol, vento, gente. A solução é o sol, gente. Solução também é uma praia lotada: os elementos dissolvidos no mar de Copacabana (a princesinha do mar). Elementos se atraem pelo cheiro, pela cor, pela temperatura, temperamento, afinidade intelectual, sentimental, espiritual existente entre eles: de corpo e alma. O sexo está presente na mente dos elementos – deles e delas – na mente de todos nós, em todos os momentos. Todas as mentes. Mentes! Minto? Lamento. Há momentos de lamentos, há mentes e sementes, a mente que mente há de aumentar o monte de mentira que compõe a realidade. Mas felizmente a semente da mente reluzente germina na mente da gente. Eternamente a mente. Uma mente abrangente, aberta, plena… Há de ser sem ter de estar, e assim viver eternamente, plenamente, enfim: (total)mente! A Terra é um grande laboratório onde estamos em processo: elementos mutuamente agentes e reagentes. Porém, impuros, espalhamos podridão. Dissolvidos em ácido, a alta temperatura, evaporamos, e a morte pode representar a passagem, a mudança de estado, a exaltação. A liberdade se dá quando nos transformamos em vapor – pura essência – que possa fluir pelo universo. Mas como fumaça poluente continuaremos no laboratório, em processo de purificação. Eis a química da humanidade. A química-humanidade! Aqui a humanidade fica. Aqui fica a humanidade… Ou não.

La química de la humanidad

Acabo de sentirlo: soy un elemento estable. Sé que me falta algo, no me considero perfecto, pero me siento ligero y estable. No me importan los títulos, el status, la nobleza, sino la estabilidad, la ligereza, la pureza. Las personas son como elementos químicos, buscan estabilidad. Las relaciones sociales son como relaciones químicas. Por eso cabe perfectamente el termino: “explosión social”. Los elementos necesitan estabilidad. Hay reacciones en cadena deseables, como la propagación de la paz y el amor. En el mundo no deberían existir rejas, ni personas que mereciesen vivir en ellas. Seres radioactivos, contaminadores, prejudiciales, propagan violencia en vez de paz y amor. Relaciones endotérmicas, relaciones exotérmicas, relaciones sexo-térmicas: calientes, que implican mucha energía. Elementos reactivos, relaciones bivalentes, oxidación, corrosión, corrupción. Tabla periódica: regula los días en que se pueda hacer sexo con menos riesgo de embarazo. Gravedad, oxigenación, luz, fotosíntesis. Elementos reductores: líderes que reducen a polvo, a una simple estadística la humanidad. Electroafinidad: primer instante del ligue, aproximación, elementos afines. Domingo de sol. Sol, gente. Solvente: sol, viento, gente. La solución es el sol, gente. La solución también es una playa abarrotada: los elementos disueltos en el mar de Copacabana (la princesita del mar). Los elementos se atraen por el olor, por el color, por la temperatura, el temperamento, la afinidad intelectual, sentimental, espiritual existente entre ellos: de cuerpo y alma. El sexo está presente en la mente de los elementos – de ellos y ellas – en la mente de todos nosotros, en todos los momentos. Todas las mentes. ¡Mientes! ¿Miento? Lo lamento. Hay momentos de lamentos, hay mentes y simientes, la mente que miente ha de aumentar el montón de mentiras que componen la realidad. Pero felizmente la simiente de la mente reluciente germina en la mente de la gente. Eternamente la mente. Una mente abarcadora, abierta, plena… Ha de ser sin tener que estar, y así vivir eternamente, plenamente, en fin: ¡(total) mente! La Tierra es un gran laboratorio donde estamos en proceso: elementos mutuamente agentes y reactivos. Sin embargo, impuros, diseminamos podredumbre. Disueltos en ácido, a alta temperatura, evaporamos, y la muerte puede representar el paso, el cambio de estado, la exaltación. La libertad se da cuando nos transformamos en vapor – pura esencia – que puede fluir por el universo. Pero como una humareda contaminante continuaremos en el laboratorio, en proceso de purificación. He ahí la química de la humanidad. ¡La química-humanidad! Aquí la humanidad se queda. Aquí se queda la humanidad. Aquí se queda la humanidad… O no.