TEXTO CONCEBIDO EM BARCELONA [ESP] set./2004
Argollo Ferrão, A. M. de (2004). Pombo sem asa [web]. Disponível em <http://argollo.org/tri/tri1/tri1-30/>.
Abstraído de uma crônica Publicada em 2004
Argollo, A. (2004, 22 a 28 de novembro). Pombo sem asa [In] Barcelona: cultura, arquitetura e futebol. Jornal da Unicamp, p. 2, Diário da Cátedra. Disponível em [PDF] [HTML].
ISBN 978-85-908725-1-1 / PUBLICADO EM 2008
Argollo, A. (2008). Pombo sem asa. In A. M. de Argollo Ferrão (Ed.). Ver a Cidade (p. 31). Campinas [SP/BRA]: O Autor.
ISBN 978-84-936996-0-4 / TRADUZIDO PARA O ESPANHOL E PUBLICADO EM 2009
Argollo, A. (2009). Trallazo, o — ‘pombo sem asas’. En A. Argollo. Ver la Ciudad. Un guión poético con ojos de veracidad (pp. 43-44) (Colección Caravasar) (M. A. Suárez Escobio, Trad.). Gijón [Asturias/ESP]: CICEES. (Original en portugués publicado en 2008).
Pombo sem asa
Quem, como eu, gosta de futebol, sabe que a expressão “pombo sem asa” refere-se à bola disparada por um violento e certeiro chute que, nos casos mais felizes, vai direto ao gol e morre nas redes que chacoalham esfuziantes para o delírio da galera. Nestes casos, a bola quase não se enxerga. Daí a expressão “pombo sem asa”. De fato é possível imaginar a relação entre uma coisa e outra, ou seja, a velocidade que a bola adquire após um violento e certeiro chute, com um pombo em vôo rasante. Mas será que não existe um predador natural dos pombos? Uma vez vi um “cagan…” – defecando (como posso dizer de maneira mais respeitosa? Talvez: fazendo suas necessidades…) em cima da cabeça do pobre do Comendador Frederich Soler (El Tiparra), o fundador do teatro catalão. Ele, impassível, imóvel há anos como uma estátua, imortalizado que foi, olhava resignado às pessoas que passavam indiferentes ao seu passado e insensíveis ao seu destino. A imagem era a de um homem culto que paradoxalmente só tinha “m…” na cabeça! Eu quase o podia ouvir pedindo-me para espantar os pombos que faziam de sua cabeça o seu sanitário – essa ave que entope as praças! O Comendador Frederich Soler e os pombos que o utilizam como poleiro ficam de fronte ao Teatre Principal porém na calçada oposta, tendo a Rambla de Santa Mònica (uma das 5 que compõem Las Ramblas) entre eles. De lá podem ver o suntuoso prédio que outrora deve ter sido palco de peças memoráveis, mas que hoje se encontra abandonado e abriga um clube de bilhar. Projetado pelo arquiteto Francesc Molina (1812-1867), foi inaugurado em 1847. Merece registro, como muitos outros em Barcelona. Deverá ser restaurado. Voltando aos pombos, noutro dia em plena Plaça Catalunya um deles, em vôo rasante, veio em minha direção! O filho da pomba desviou em cima, meio que tirando um sarro do susto que levei. Passou perto. Naquele instante compreendi em sua plenitude a metáfora “pombo sem asa” usada por muitos radialistas esportivos para descrever um chute forte em direção ao gol. De fato, acho que estou sendo meio chato em relação aos pombos. Afinal, as crianças e a maioria das pessoas de bem parecem apreciar essas verdadeiras pestes espalhadas pelas cidades do mundo todo. Se as crianças gostam deles, então, ponto positivo para os pombos. As crianças em sua inocência sempre me fazem pensar e, quase sempre, reformular meu pensamento. Recolho-me, pois, à minha insignificante posição de observador inconformado com a sujeira que esses animais fazem, emporcalhando as cidades, principalmente os monumentos públicos. Pichadores?! Refiro-me aos pombos, animais igualmente irracionais. Taí! Essa é Boa. Os pombos são como os pichadores que emporcalham as cidades, principalmente os monumentos públicos. E por falar nisso, digam-me como vai o Carlos Gomes, em Campinas?
Trallazo, o − "pombo sem asas"
A quien, como a mí, le guste el fútbol, sabe que la expresión “trallazo” se refiere a la pelota disparada por un violento y certero chut que, en los casos más afortunados, va directamente a la portería y muere en las redes que se arremolinan exultantes para delirio de la afición. En esos casos, la pelota casi no se ve. De ahí la expresión “trallazo”. En Brasil, los locutores desportivos acuñaron una expresión metafórica para describir esta suerte capital del fútbol, o sea: un “trallazo”, como dicen los españoles, que acabó siendo incorporada al lenguaje corriente de la población: “pombo sem asas” (o − “paloma sin alas”). De hecho es posible imaginar la relación entre una cosa y otra, o sea, la velocidad que la pelota adquiere tras un violento y certero zapatazo, con una paloma en vuelo rasante. Pero, ¿no existirá un predador natural de las palomas? Una vez vi una “cagan…” − defecando (¿cómo puedo decirlo de una manera más respetuosa? Tal vez: haciendo sus necesidades…) − en la cabeza del pobre Comendador Frédéric Soler (El Tiparra), fundador del teatro catalán. Él, impasible, inmóvil desde hace años como una estatua, inmortalizado que fue, miraba resignado a las personas que pasaban indiferentes a su pasado e insensibles a su destino. La imagen era la de un hombre culto que paradójicamente ¡no tenía más que “m…” en la cabeza! Casi podía oírlo pidiéndome que espantase a las palomas que hacían de su cabeza su sanitario − ¡esa ave que abarrota las plazas! El comendador Frédéric Soler y las palomas que lo utilizan como palo de gallinero quedan enfrente del Teatre Principal aunque en la acera opuesta, teniendo a la Rambla de Santa Mònica (una de las cinco que componen Las Ramblas) entre ellos. Desde allí pueden ver el suntuoso edificio que otrora debe de haber sido escenario de obras memorables, pero que hoy se encuentra abandonado y abriga un club de billar. Proyectado por el arquitecto Francesc Molina (1812-1867), fue inaugurado en 1847. Merece registro, como muchos otros en Barcelona. Deberá ser restaurado. Volviendo a las palomas, otro día, en plena Plaça Catalunya, una de ellas, en vuelo rasante, ¡vino en mi dirección! La muy traidora me esquivó casi encima, y se giro como cachondeándose de mí por el susto que me había dado. Pasó cerca. En aquél instante comprendí en su plenitud la metáfora “pombo sem asa” usada por muchos locutores desportivos brasileños para describir un disparo fuerte a gol. De hecho, creo que estoy siendo un poco pesado con relación a las palomas. En definitiva, los niños y la mayoría de las personas de bien parecen apreciar esas verdaderas pestes diseminadas por las ciudades de todo el mundo. Si a los niños les gustan, entonces, punto positivo para las palomas. Los niños en su inocencia siempre me hacen pensar y, casi siempre, reformular mi pensamiento. Me retiro, pues, a mi insignificante posición de disconforme observador con la porquería que esos animales generan, ensuciando las ciudades, principalmente los monumentos públicos. ¿Grafiteros? Me refiero a las palomas, animales igualmente irracionales. ¡Eso es! Las palomas son como los grafiteros que ensucian las ciudades, principalmente los monumentos públicos. Y, a propósito, ¿díganme cómo va Carlos Gomes¹, en Campinas?
¹ La estatua del Regente Carlos Gomes se ubica en el centro de Campinas y es uno de los centros emblemáticos de la ciudad. El “campineiro” es, junto con Villa Lobos, uno de los compositores eruditos brasileños más reconocidos internacionalmente.